
16 de abril de 2024
El olvido de las profecías / Isabel García Martínez
El proceso evolutivo del planeta continúa de momento en momento, de segundo a segundo.
Se está abriendo un nuevo potencial y todos determinamos el curso de la historia, dependiendo de las decisiones que tomemos y de cómo queremos resonar.
La Madre Gaia resuena en la conciencia humana a través de cada proceso, cada experiencia, cada cambio de dirección.
Lo vive como propio porque la experiencia humana es parte de su experiencia como Conciencia Universal.

Cambiamos porque cambia.
Como es arriba, es abajo: esta es una ley universal que nos hace comprender que todo lo que existe está interconectado.
Todo lo que existe es un fractal más pequeño de algo más grande.
La Tierra es la humanidad y la humanidad es la Tierra.
Por tanto, los procesos son tanto colectivos como individuales.
A nivel colectivo, la Madre Gaia apoya su propio proceso de transformación e integración de la Rejilla Crística y la conciencia de la quinta dimensión, conduciendo a la humanidad hacia una evolución de conciencia en desarrollo.
La humanidad recibe el impulso de la Madre Gaia.

Un impulso que la humanidad siente y experimenta como la necesidad de salir a la luz.
Para que la verdad se haga visible.
Cuando la verdad emerge, cae lo que llamamos «el velo de la vergüenza».
Como Semillas Cósmicas, hemos encarnado en este momento con la conciencia para efectuar el cambio.
Si fuéramos capaces de ver y percibir la forma en que cada persona afecta la realidad colectiva, podríamos valorar más nuestra propia existencia y dejar de esforzarnos en sembrar amor y alegría en cada momento de nuestra vida.
Isabel García Martínez
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